El olfato
(del latín: olfactus) es el sentido encargado de
detectar y procesar los olores. Es un quimiorreceptor en el que actúan como
estimulante las partículas aromáticas u odoríferas desprendidas de los cuerpos
volátiles, que ingresan por el olfatorio ubicado en la nariz, y son procesadas
por el sistema olfativo.
La nariz humana distingue entre más de 10 000 aromas
diferentes.
Las sustancias odorantes son compuestos químicos volátiles
transportados por el aire. Los objetos olorosos liberan a la atmósfera
moléculas que percibimos al inspirar. Estas moléculas alcanzan la mucosa
olfativa, que consta de tres tipos característicos de células: las células
olfativas sensoriales, las células de sostén y las células basales, que se
dividen aproximadamente una vez al mes y reemplazan a las células olfativas
moribundas. Los 20 o 30 millones de células olfativas humanas contienen, en su
extremo anterior, una pequeña cabeza con cerca de 20 pequeños filamentos
sensoriales (cilios). El moco nasal acuoso transporta las moléculas aromáticas
a los cilios con ayuda de proteínas fijadoras; los cilios transforman las
señales químicas de los distintos aromas en respuestas eléctricas.
Las prolongaciones nerviosas de las células olfativas
alcanzan el bulbo olfatorio a través de micro-orificios del cráneo; el bulbo es
una porción anterior del cerebro, que se ocupa de la percepción de los olores.
Estas prolongaciones nerviosas terminan en los glomérulos, pequeñas
terminaciones de células olfativas de forma esférica donde se procesan las
señales aromáticas que luego son conducidas por células receptoras especiales.
La información llega primero al sistema límbico y al hipotálamo, regiones
cerebrales ontogenéticamente muy antiguas; responsables de las emociones,
sentimientos, instintos e impulsos, tales regiones almacenan también los
contenidos de la memoria y regulan la liberación de hormonas. Por este motivo,
los olores pueden modificar directamente nuestro comportamiento y las funciones
corporales. Sólo más tarde parte de la información olorosa alcanza la corteza
cerebral y se torna consciente.
Anatomía
En los seres humanos el esqueleto de la nariz es
principalmente cartilaginoso. El dorso de la nariz se extiende desde la raíz de
la nariz hasta el vértice de la misma. La superficie inferior de la nariz está
atravesada por dos aberturas, las narinas (orificios nasales). La piel sobre la
parte cartilaginosa de la nariz es más gruesa y contiene numerosas glándulas
sebáceas.
El esqueleto de soporte de la nariz se compone de hueso y
cartílago hialino. La porción ósea de la nariz consiste en los huesos nasales,
las apófisis frontales de los maxilares, la porción nasal del hueso frontal y
su espina nasal, y las porciones óseas del tabique nasal. La porción
cartilaginosa de la nariz está compuesta por cinco cartílagos principales: dos
laterales, dos alares y un cartílago del tabique nasal.
Los cartílagos alares, en forma de U, son libres y móviles;
dilatan o contraen las narinas cuando se contraen los músculos que actúan sobre
la nariz.
El tabique nasal divide la nariz en dos cavidades nasales.
Posee una parte ósea y otra cartilaginosa, blanda y móvil.
Lámina perpendicular del hueso etmoides: Constituye la parte
superior del tabique nasal, desciende desde la lámina cribosa y se continúa,
superiormente a esta lámina, con la crista galli.
Vómer: Hueso delgado y plano, forma la porción
posteroinferios del tabique nasal, con una cierta contribución de las crestas
nasales de los huesos maxilar y palatino.
El término cavidad nasal se refiere a su totalidad o a sus
mitades derecha o izquierda.
Área olfatoria: Contiene el órgano periférico del olfato; la
acción de olfatear transporta el aire a esa zona.
Área respiratoria: Se calienta y humedece antes de pasar a
través del resto de la vía respiratoria superior hacia los pulmones.
Inervación: Los nervios olfatorios, encargados de la
olfacción, se originan en las células del epitelio olfatorio.
Senos paranasales: Están llenos de aire, son extensiones de
la porción respiratoria de la cavidad nasal en los huesos frontal, etmoides,
esfenoides y maxilar.
Los senos frontales derecho e izquierdo se hallan entre las
tablas externa e interna del hueso. Raras veces tienen el mismo tamaño. El
tamaño de los senos frontales varía desde unos 5 milímetros hasta grandes
espacios. A menudo un seno frontal está dividido en dos partes: una parte
vertical y una horizontal, y ambas partes pueden ser grandes o pequeñas.
Los senos esfenoidales están localizados en el cuerpo del
esfenoides y pueden extenderse sus alas. Se hallan divididos desigualmente y
separados por un tabique óseo.